Visita obligada en la ciudad de Nueva York. Cuando entras en ella, te sumerges en un inmenso mundo de paso, en cuyo corazón se cruzan cada día miles de miradas pasajeras. Y si se dirige la vista hacia arriba, en su azulado techo se puede ver el cielo al revés
La estación Gran Central en 1918
Con un rincón de susurros, frente a un magnifico restaurante donde deleitarse y un hermoso reloj dorado coronando el salón central. De tan bonita que es, muchos han querido que su recuerdo perdure para siempre mostrándola en sus películas, aunque sea sólo de forma furtiva... Sin duda uno de mis recuerdos más maravillosos de Nueva York, que ha cumplido su primer siglo a principios de este año 2013.