domingo, 28 de julio de 2013

El artista solitario

Pintor estadounidense, cuyas obras quedan grabadas en la retina de todo aquel que las ve, Edward Hopper es quien mejor supo reflejar la soledad.

No se sintió atraído por los iconos de Nueva York sino que pintaba lo cotidiano de la sociedad estadounidense. Sus pinturas muestran la Cara B del sueño americano.

Sus escenas parecen sacadas del fotograma de una película. Eso y el empleo personal de la luz en sus cuadros son los principales elementos diferenciadores de su pintura.


El éxito le llegó tarde. Sus pinturas no fueron reconocidas, hasta bien avanzada su carrera, y fue a partir de su muerte cuando empezó a ser reconocido como uno de los grandes maestros del arte del siglo XX. Y no sólo como un ejemplo de la pintura realista americana.


Aunque ya no podemos disfrutar de la exposición itinerante que nos visitó en el Museo Thyssen-Bornemisza el pasado año, sí que se pueden ver algunas de sus obras, ya que forman parte de la colección particular del museo.

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